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«Parto en movimiento y un movimiento para el parto»

En el  ejercicio de silenciar mi ego, y de escuchar más la voz  y las necesidades de las mujeres, empecé a ver el nacimiento hospitalario  desde una perspectiva diferente. Empecé a cultivar de nuevo mi capacidad de asombro, «mi mente de principiante»…

Cuando conocemos realidades diferentes a la nuestra, nos damos cuenta de que hay maneras distintas de hacer las cosas, y de que no somos poseedores de la verdad absoluta. Esto, hoy en día,  podría resumir  mi visión sobre el nacimiento hospitalario. Tras dieciocho años de ejercer como médica Gineco-Obstetra,  doy gracias por  los conocimientos médicos adquiridos en la academia, porque sin ellos,  no tendría  las herramientas para navegar en las tormentosas aguas de una complicación, cuando en ocasiones emerge durante la gestación, el parto o el  post parto. Pero también, con el pasar del tiempo, agradezco profundamente el  haber salido de mi zona de confort para  ser testigo de maneras distintas de parir.

En el  ejercicio de silenciar mi ego, y de escuchar más la voz  y las necesidades de las mujeres, empecé a ver el nacimiento hospitalario  desde una perspectiva diferente. Empecé a cultivar de nuevo mi capacidad de asombro, mi «mente de principiante». Esa que está tan presente en nuestra infancia, o en nuestras épocas de estudiante, en las que todas las experiencias son nuevas y fascinantes. En donde todo está por venir y por aprender. Con los años, la rutina, y el sistema mismo, esa capacidad de asombro  se va diluyendo lentamente en muchas áreas de nuestras vidas, incluyendo la profesional.

Hasta hace poco yo misma tenía la concepción  de que el movimiento en el parto era  “ riesgoso”. Había aprendido que el parto en posición vertical quizás si era  el más fisiológico, pero que era potestad (¿o privilegio?) de las mujeres pertenecientes a las comunidades indígenas.  Hasta que mujeres sabias de la partería me mostraron el parto en movimiento, y pude comprobar  que ese  movimiento  es una necesidad  y   una respuesta instintiva de las mujeres en el parto, sin importar su origen.  El movimiento es un mecanismo para  sobrellevar el dolor sano  de cada contracción, independientemente de que en algún momento la mujer opte por medidas farmacológicas de analgesia.  Es una guía para que el bebé se acomode y descienda dentro del canal del parto. Es un mecanismo para  mejorar la oxigenación del bebé, disminuyendo  la compresión de los grandes vasos con el útero (compresión aorto – cava) que se da al estar permanentemente acostadas.

Así  lo confirma la evidencia científica actual y así  lo  estoy aprendiendo de las maravillosas  y valientes mujeres  a quienes he acompañado recientemente  en su parto hospitalario. Conectadas con la sabiduría instintiva de sus cuerpos , con su  fuerza interior  , confiando en su proceso y en su ser. ¡A todas ellas muchas gracias!… Es tiempo de pensar en cambios de fondo en la formación de las futuras generaciones de los profesionales de la salud en torno a la asistencia al nacimiento. Es tiempo de que las instituciones sigan adaptándose  a las necesidades de las mujeres en el parto.  Es  tiempo de que el sistema  de salud y las políticas publicas escuchen a fondo a mujeres y  proveedores de salud materna, para abonar el terreno del cambio… Es tiempo de siembra….


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